divendres, 25 de juny del 2010

El viejo problema de cómo solucionar los problemas...

La UE vigilará a los ciudadanos de opiniones radicales

Martes, 22 de Junio de 2010
Entre los logros de la Presidencia española de la Unión Europea, ha pasado prácticamente desapercibida la aprobación de un programa de vigilancia y recolección sistemática de datos personales de ciudadanos sospechosos de experimentar un proceso de “radicalización”. Este programa puede dirigirse contra individuos involucrados en grupos de “extrema izquierda o derecha, nacionalistas, religiosos o antiglobalización”, según figura en los documentos oficiales.
El pasado 26 de abril, el Consejo de la Unión Europea reunido en Luxemburgo abordó el punto del orden del día titulado “Radicalización en la UE”, que concluyó con la aprobación del documento 8570/10. La iniciativa forma parte de la estrategia de prevención del terrorismo en Europa, y se concibió inicialmente para grupos terroristas islámicos. Sin embargo, el documento extiende la sospecha de tal forma y en términos tan genéricos que da cobertura a la vigilancia policial de cualquier individuo o grupo sospechoso de haberse radicalizado. Así, un activista de una organización civil, política o ciudadana, sin vínculos con el terrorismo, podría ser espiado en el marco de un programa que invita a investigar desde el “grado de compromiso ideológico o político” del sospechoso, hasta si su situación económica es de “desempleo, deterioro, pérdida de una beca o de ayuda financiera”.
El documento aprobado recomienda a los Estados miembros que “compartan información relativa a los procesos de radicalización”. ¿Qué entiende la UE por radicalización? El texto debería definir el concepto, pues eso permitiría acotar la vigilancia al ámbito del terrorismo islamista, pero no lo hace. Se insta, por el contrario, a considerar entre los objetivos a todo tipo de defensores de ideas heterodoxas. El acuerdo pone también bajo la lupa policial a ciudadanos que defiendan las ideas radicales clásicas, las de aquellos partidarios del reformismo democrático que tanto bien han hecho a la democracia. Incluso podría aplicarse contra quienes se consideren radicales en sentido etimológico, pues “radical” es, ni más ni menos, el que aborda los problemas en su raíz.
El acuerdo pulveriza el espíritu europeo de tolerancia hacia todas las ideas, siempre que se defiendan mediante la palabra pues, en su afán de prevenir el terrorismo, amplia el abanico de sospechosos hasta diluir la notable diferencia entre los medios con que se defienden las ideas y las ideas mismas.
El programa completo de vigilancia está recogido en un documento anterior, el 7984/10, titulado “Instrumento para almacenar datos e información sobre procesos de radicalización violenta”, de marzo de este año. Casualmente, a este texto se le dio carácter confidencial, y sólo se ha conocido gracias a que la organización de defensa de las libertades civiles statewatch.org ha tenido acceso a él y lo ha hecho público. La ONG denuncia que este programa “no se dirige en primer lugar hacia personas o grupos que pretendan cometer atentados terroristas, sino a gente que tiene puntos de vista radicales, a los que se define como propagadores de mensajes radicales”.
Entre los objetivos del documento secreto figura “combatir la radicalización y el reclutamiento”, e incluye alusiones relativas a la persecución de quienes inciten al odio o a la violencia que sí parecen dirigidas a grupos terroristas o filoterroristas. Sin embargo, éstas resultan innecesarias, pues ya están castigadas en la legislación penal de los países europeos. El texto alude indistintamente a la “radicalización” y la “radicalización violenta”, asociando el recurso a la violencia con todo tipo de ideas extremas o antisistema. El documento invita a los gobiernos a vigilar “los mensajes de radicalización” hasta un punto rayano en la vulneración de la libertad de expresión. El programa invita a escrutar las audiencias a las que se dirigen los mensajes radicales, si éstos apoyan o no la violencia, si existen otros grupos con las mismas ideas que renieguen de la violencia, cómo se transmiten los mensajes radicales, etc.
Al descender al detalle de la vigilancia individual, recomienda investigar incluso los sentimientos de las personas que militen en grupos sospechosos, mediante planteamientos como el que insta a recabar información sobre los “sentimientos de la persona en relación con su nueva identidad colectiva y los miembros del grupo”. Y con preguntas como: “¿Ha hecho la persona comentarios sobre asuntos, principalmente de naturaleza política, usando argumentos basados en mensajes radicales? ¿Ha hecho comentarios sobre su intención de tomar parte en un acto violento?”. De este modo, el acuerdo abre una peligrosa vía de persecución de las ideas, los argumentos y hasta los estados de ánimo.
La reunión en la que se aprobó este programa de vigilancia ciudadana estuvo presidida por el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ya que España ostentaba la Presidencia de turno de la UE. Asistió también el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, así como la mayor parte de los ministros de Asuntos Exteriores comunitarios.

dilluns, 21 de juny del 2010

LA RELACIÓN DE LO PSÍQUICO CON LO FÍSICO

Todo lo que del mundo (1) “entra” al campo psicológico humano, se traduce a impulsos electroquímicos.

Todo lo que “sale” al mundo desde el campo psicológico humano, es traducción de impulsos electroquímicos.

Nuestras neuronas no son archivos de millones de imágenes táctiles, visuales, sonoras, placeres, dolores, sentimientos, etc., sino de los impulsos electroquímicos a los que todo aquello queda asociado.

La noción de “traducción” de impulsos no es neutra para el ser humano. Orientado ya automáticamente por la misma vida hacia lo placentero, trata de esquivar primero con ingenuidad aquello que interpreta como displacentero.

El cuerpo, de todos modos, no lee las traducciones engañosas del actuar, sino sus verdaderas cargas afectivas, resultando la experiencia de unidad cuando hay acuerdo, y la de contradicción cuando no coinciden.

A esta “lectura” corporal de lo que vamos traduciendo desde lo psíquico se la llama somatización, y tiene el poder de enfermar nuestro cuerpo, dando así señales acerca de la incorrecta orientación de nuestra vida, y también tiene el poder de transformarlo positivamente sin límite conocido, abiertos al futuro...

(1) Por “mundo”, en psicología humanista, se entiende mundo externo e interno, sinónimo de medio externo e interno.


Un ejemplo de traducción y sus equívocos.

Una mujer en situación de inmigración, sufría por su dependencia económica y habitacional, a la vez que por la difícil coyuntura de su hija en el país de origen.

Ante esos impulsos de sufrimiento provenientes de su mundo interno, ella traduce en imágenes que dibujan y anhelan una persona del sexo opuesto que pudiera tener dinero y amarla, para salir así de la delicada situación.

Movida por esta imagen, acude a una cafetería con una vistosa minifalda y, sentada leyendo las páginas de economía de un periódico, retiene a los “caballeros” de quienes advierte una mirada de atractivo hacia ella. Tan fuerte es su convicción que, saltándose los convencionalismos de la formación tradicional femenina, decide dirigirse al elegido. Entabla conversación y consigue, en los días sucesivos, abrir una relación.

La parte masculina leyó el código de la imagen atractiva de la mujer, movido también por sus propias traducciones internas, pero no intuyó la intencionalidad de fondo en ella, referida a la búsqueda de soluciones situacionales.

A partir de ahí, los desencuentros, las discusiones, la incomunicación y las frustraciones, arrastran con “sorprentente” mecanicidad a nuestros protagonistas, en un sinfín de propuestas mutuas repelidas y cuasi-vejaciones...