dilluns, 24 de febrer del 2014

Hemos fracasado... ¡pero insistimos!

Palabras de Silo con motivo de la primera celebración anual del Mensaje de Silo
Punta de Vacas. 4 de Mayo de 2004.


Queridos amigos.

Hemos fracasado... ¡pero insistimos!

Hemos fracasado pero insistimos en nuestro proyecto de humanización del mundo.

Hemos fracasado y seguiremos fracasando una y mil veces porque montamos en alas de un pájaro llamado “intento” que vuela sobre las frustraciones, las debilidades y las pequeñeces.

Es la fe en nuestro destino, es la fe en la justicia de nuestra acción, es la fe en nosotros mismos, es la fe en el ser humano, la fuerza que anima nuestro vuelo.

Porque no es el fin de la Historia, ni el fin de las ideas, ni el fin del hombre, porque no es tampoco el triunfo definitivo de la maldad y la manipulación, es que podemos intentar siempre cambiar las cosas y cambiarnos a nosotros mismos.

Este es el intento que vale la pena vivir porque es la continuación de las mejores aspiraciones de la gente buena que nos ha precedido. Es el intento que vale la pena vivir porque es el antecedente de las futuras generaciones que transformarán al mundo.

Dos grandes almas que lucharon contra la discriminación y la injusticia acompañan nuestro encuentro. Guías inspiradores de la no- violencia: Mahatma Gandhi y Luther King, supieron del fracaso pero jamás cejaron en su intento. Hoy están muy presentes en nuestra mente y nuestro corazón.

En este desgraciado mundo en que la fuerza y la injusticia se enseñorean por campos y ciudades, ¿cómo es que se piensa acabar con la violencia?

Tal vez piensen que son un ejemplo inspirador de las nuevas generaciones cuando disfrazados de video juego despotrican contra el mundo; cuando amenazan en la peor muestra de matonaje; cuando, finalmente, envían a sus muchachos a invadir, a matar y a morir en tierras lejanas. Este no es un buen camino ni un buen ejemplo.

Tal vez piensen que volver a las primitivas prácticas de la pena de muerte, será un gran ejemplo social.

Tal vez piensen que penalizando progresivamente el delito cometido por niños, desaparecerá el delito... ¡o desaparecerán los niños!

Tal vez crean que trasladando la práctica de la “mano dura” a las calles, las calles serán seguras.

Por cierto que estos problemas existen y se multiplican en el momento actual, pero con un enfoque violento de la violencia no resultará la paz.

No resultará la paz desde esta visión zoológica de la vida que propicia la lucha por la supervivencia, la lucha por el predominio del más apto. No resultará este mito. No resultará la paz manipulando las palabras o censurando las genuinas denuncias que se hacen contra todo atropello y toda atrocidad que se comete contra los seres humanos. A esta alturas me cuidaré de no mencionar los “derechos humanos” porque también han sido vaciados de contenido y falseados en su significado. Ahora sucede que se bombardea a las poblaciones indefensas para proteger sus derechos humanos...

No resultará la paz de esa visión zoológica de la vida que propicia un orden social en base a premios y castigos trasladando la domesticación animal al honorable ciudadano que comienza a entrenarse en la desconfianza, la delación y el mercadeo de sus afectos.

“Algo hay que hacer”, se escucha en todas partes. Pues bien, yo diré que hay que hacer, pero de nada valdrá decirlo porque nadie lo escuchará.

Yo digo que en el orden internacional, todos los que están invadiendo territorios deberían retirarse de inmediato y acatar las resoluciones y recomendaciones de las Naciones Unidas.

Digo que en el orden interno de las naciones se debería trabajar por hacer funcionar la ley y la justicia por imperfectas que sean, antes que endurecer leyes y disposiciones represivas que caerán en las mismas manos de los que entorpecen la ley y la justicia.

Digo que en el orden doméstico la gente debería cumplir lo que predica saliendo de su retórica hipócrita que envenena a las nuevas generaciones.

Digo que en el orden personal cada uno debería esforzarse por lograr que coincidiera lo que se piensa con lo que se siente y lo que se hace, modelando una vida coherente y escapando a la contradicción que genera violencia.

Pero nada de lo que se diga será escuchado. Sin embargo, los mismos acontecimientos lograrán que los invasores se retiren; que los duros sean repudiados por las poblaciones que exigirán el simple cumplimiento de la ley; que los hijos recriminen a sus padres su hipocresía; que cada uno se recrimine a sí mismo por la contradicción que genera en sí y en los que lo rodean.

Estamos al final de un oscuro período histórico y ya nada será igual que antes. Poco a poco comenzará a clarear el alba de un nuevo día; las culturas empezarán a entenderse; los pueblos experimentarán un ansia creciente de progreso para todos entendiendo que el progreso de unos pocos termina en progreso de nadie. Si, habrá paz y por necesidad se comprenderá que se comienza a perfilar una nación humana universal.

Entre tanto, los que no somos escuchados trabajaremos a partir de hoy en todas partes del mundo para presionar a los que deciden, para difundir los ideales de paz en base a la metodología de la no- violencia, para preparar el camino de los nuevos tiempos.

Si, vale la pena que este Mensaje y este Humanismo Universalista cobren fuerza. Vale la pena que la gente joven engrose esta Fuerza Moral como una variante de la Historia... que este caudal sea incontenible y se escuche su rumor en todas las lenguas de la Tierra. Entonces, las nuevas generaciones empezarán a enseñar a las adultas con un nuevo afecto y una nueva comprensión.

Finalmente, amigos, yo quiero compartir con toda esta certeza profunda que dice: “lo Sagrado está en nosotros y nada malo puede ocurrir en esta búsqueda profunda de lo Innombrable”. Creo que algo muy bueno ocurrirá cuando los seres humanos encuentren el Sentido tantas veces perdido y tantas veces reencontrado en los recodos de la Historia.

Yo quisiera, amigos, que se escuchara el Mensaje de lo Profundo. No es un Mensaje estridente, es un mensaje muy quedo que no se puede escuchar cuando se lo quiere atrapar.

Yo quisiera, amigos, transmitir la certeza de la inmortalidad. Pero, ¿cómo podría lo mortal generar algo inmortal? Tal vez deberíamos preguntarnos sobre cómo es posible que lo inmortal genere la ilusión de la mortalidad.

Qué bueno es estar aquí juntos considerando el presente y el futuro. Qué bueno es que en este momento estén presenciando este encuentro miles de amigos en distintas latitudes. Pero, por otra parte, ya no vale que busquemos lugares alejados para expresarnos sin ofender a nadie porque estas palabras están llegando muy lejos. Entonces, será necesario pedir disculpas a quienes se hayan sentido agredido por nuestros decires que sin duda no han buscado personalizar sino más bien referirse a situaciones y momentos históricos puntuales.

Mientras las palabras van muriendo en calma nuestras miradas las reemplazan...

Nuestras miradas se encuentran y se comprenden en profundidad.

Saludamos a todos de corazón a corazón.